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En este artículo de la revista Scientific Computing, Jim Cooper, Presidente y Director General de Maplesoft, nos explica que las matemáticas apuntalan cada avance lógico en las disciplinas técnicas y apuesta porque la educación matemática es vital para el futuro.

Desde su creación, los ordenadores han sido utilizados para resolver problemas complejos en ingeniería, ciencias y medicina. Hace veinte años, Microsoft sacó Windows 3.11; IBM el primer Thinkpad con una unidad de CD-Rom integrada; Al Gore acuño el término "superautopistas de la información"; y se introdujeron el primer disco duro Zip y los discos Zip, capaces de almacenar unos increibles 100MB de datos. También fue entonces cuando apareció publicado el primer volumen de Scientific Computing World, proporcionando a la hambrienta comunidad científica una ventana a los desarrollos en todo el mundo.

En ese momento, Maple, el programa de cálculo simbólico de Maplesoft ya tenía seis años. Incluso en su infancia, Maple convirtió a los ordenadores de machacadores muy rápidos de números a asistentes matemáticos reales: resolviendo ecuaciones, proporcionando comprobaciones, verificando cálculos y dando soporte matemático a numerosos campos. Durante los últimos 20 años hemos visto como estas herramientas han cambiado drásticamente la manera en que las organizaciones de ingeniería e instituos de investigación han avanzado en su conocimiento. Y hemos visto como han convertido su conocimiento en innovaciones comercialmente provechosas para la demanda de mejores soluciones a los problemas de los consumidores. Hoy en día, la tecnología se ha catapultado todavía más a medida que vemos el aumento de las impresoras 3D, interfaces sin contacto como las gafas de Google, y la invasión de la potencia computacional en cada faceta de nuestras vidas, más allá de ordenadores y teléfonos inteligentes, y en nuestros coches y televisores.
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